Por Laura Marcela Bolívar E.
lbolivar@eafit.edu.co
La Asamblea de los Pueblos fue la otra cara de la moneda. De ella hicieron parte un conjunto de actividades que se realizaron de forma paralela a la 50 Asamblea del BID, mediante las cuales se buscaba dar a conocer una opinión diferente a la que se difundió por ese organismo multilateral.
Según sus organizadores, participaron más de 10.000 ciudadanos y ciudadanas de Medellín, Colombia y todo el continente.
La Declaración Final de la Asamblea, que se tituló “Declaración de Medellín, 50 años del BID, ¡nada que festejar! ” fue suscrita por 87 organizaciones de carácter social, comunitario, sindical o del tipo organización no gubernamental. Asistieron delegados y representantes de organizaciones provenientes de 18 países.
Jorge Gómez, miembro del Comité Impulsor y de Comunicaciones de la Asamblea, explica en esta entrevista qué discutieron y a qué conclusiones llegaron:
¿Cómo demuestran ustedes que el BID financia la desigualdad?
La primera prueba es que el propio BID en su página web se reivindica como un eficiente vehículo para la colocación de inversiones de lo que ellos denominan países “no prestatarios”, en países “prestatarios”.
Expliquemos esto. El BID tiene 48 socios, de los cuáles 22 son “no prestatarios”, es decir, en lugar de recibir créditos, los otorgan. Estos países son Estados Unidos, Canadá, 16 países de Europa y 4 de Asia. En estos países, una inversión o un crédito otorgado, renta a lo sumo un 3% anual.
Los otros 26 países se denominan “prestatarios”, que son de América Latina y el Caribe, que no tienen recursos para hacer inversiones, y en ellos un crédito o inversión puede colocarse a una tasa de interés que puede rentar hasta el triple de lo que rentaría en los países “no prestatarios”.
Esto se debe a que en la lógica del capital financiero, entre más pobre sea el sujeto de crédito, más alta es la tasa de interés que se le aplica, pues además de la tasa del mercado, se le cobra un mayor interés que denominan el spread, que depende de la calificación de lo que se denomina "riesgo país", spread que será más alto cuánto más pobre sea el país receptor del crédito.
Esta sola asimetría ahonda la diferencia entre países ricos y pobres, pues los pobres tendrán siempre que hacer mayores esfuerzos para poder cubrir las tasas de interés de los créditos.
Pero eso es apenas un aspecto. Lo más grave es que los créditos otorgados por el BID, en un buen porcentaje, apuntan al establecimiento de políticas públicas y los que se dedican a proyectos de infraestructura van atados a condiciones que abarcan una amplia gama de orientaciones políticas y económicas que favorecen el clima para los inversionistas, desmejorando las condiciones de vida de los trabajadores y el pueblo en general.
En el caso concreto de los últimos 20 años, todos los créditos del BID han ido ligados a la adopción de las políticas que se han denominado neoliberales, que en esencia son apertura de mercados, liberación financiera y cambiaria, privatizaciones y flexibilización laboral, las cuáles han incrementado profundamente la desigualdad.
En Colombia, por ejemplo, en 1994 el 20% más pobre de la población consumía 16 veces menos que el 20% más rico. Hoy, esta relación llega a 22 veces, lo que quiere decir que la desigualdad, en lugar de ir desapareciendo, se está profundizando.
¿Qué países y asuntos específicamente se han visto afectados por el BID?
Voy a mencionar un solo caso que es suficientemente significativo, pues afecta al conjunto de la población, y desde luego mucho más duro a los más pobres de los pobres. Es el tema de los servicios públicos domiciliarios.
Muchos de los proyectos de saneamiento básico o de generación y transmisión de energía eléctrica o gas han sido financiados con recursos del BID que, primero, no son baratos, por lo que exigen tasas de retorno que permitan pagar las tasas de interés.
Pero, sobre todo, han ido condicionados al impulso de leyes como por ejemplo la Ley 142 que regula los servicios públicos en Colombia, que a su vez obliga a que las empresas que prestan esos servicios tengan una alta tasa de rentabilidad, medida amable con los inversionistas pero traumática y dolorosa en muchos casos para los usuarios. O si no pregúntele a las 60.000 y más familias desconectadas que hay en Medellín solamente.
¿Qué impacto negativo tiene todo esto en el desarrollo de las naciones latinoamericanas?
El desarrollo de las naciones latinoamericanas ha sido impactado positivamente por el BID, si el desarrollo se entiende como la existencia de más obras de infraestructura y mayor enriquecimiento de unas élites o unos monopolios financieros y multinacionales.
Pero si entendemos el desarrollo como el mejoramiento del nivel de vida material, cultural y espiritual de la mayoría de la población, a 50 años del inicio de las actividades del BID, el impacto ha sido negativo.
Hoy hay celulares, más energía eléctrica, televisión y otra serie de comodidades que en el pasado no existían. Pero al mismo tiempo hay cerca de 200 millones de latinoamericanos y caribeños que viven por debajo del nivel de pobreza y cerca de 90 millones en la indigencia.
Los ingresos y la estabilidad de los trabajadores, la soberanía y la seguridad alimentaria, la producción campesina, los derechos de los indígenas y los afrodescendientes, y el medio ambiente han sufrido graves deterioros.
¿Las naciones latinoamericanas no han podido salir de su situación de pobreza gracias al BID?
No sería exacto afirmar eso, pues el BID ha sido apenas uno de los obstáculos para salir de la pobreza. Si eso se cuantificara de forma proporcional al endeudamiento, en el caso colombiano el BID es el responsable del 10% de nuestra deuda externa y del 40% de la deuda externa con organismos multilaterales.
¿Por qué consideran que los proyectos del BID han sido fracasos?
Vale la pena reiterar: un fracaso desde el punto de vista de la democracia, pues en el pasado el BID financió todas las dictaduras criminales de América Latina. Pero si se consulta el punto de vista de los dictadores, ellos afirmarán que ha sido un éxito.
Lo mismo pasa con los grupos monopolistas financieros y con las multinacionales que han hecho formidables negocios al amparo de créditos otorgados o políticas impulsadas por el BID. Si usted les dice que ha sido un fracaso, le recetarán una consulta con el siquiatra. Pero si consulta a comunidades afectadas de desplazados, desconectados, trabajadores tercerizados, empresarios industriales o agrícolas quebrados, seguro que la palabra fracaso será la precisa.
¿Por qué, según su comunicado de prensa del día 27 de marzo, al BID le falta transparencia?
Ese es un aspecto clave. El BID suscribe los contratos con los gobiernos sin auditoría o veeduría alguna por parte de las comunidades o poblaciones afectadas.
Pero tal vez el mecanismo más perverso es uno, muy usual en el BID, que consiste en otorgar antes de un crédito para un proyecto uno “condonable” para adelantar factibilidades o, incluso, de estructuración del proyecto que posteriormente se financiará. Estos créditos sirven para contratar tecnócratas, seleccionados por el propio Banco o contratistas habituales del mismo para que elaboren los proyectos y luego los presenten como una solicitud justificada del gobierno: “Yo te creo la necesidad para que tú me compres a mí”.
Puede parecer duro lo que voy a decir, y de hecho lo es, pero tiene mucha similitud con aquellos delincuentes que inducen al consumo de sustancias adictivas a los jóvenes para luego convertirlos en sus “clientes” que, a veces, más que clientes son una especie de esclavos.
¿Es negocio para un Estado hacer préstamos en el BID o sólo lo hacen por que no hay más?
Hay dos razones por la que los gobiernos latinoamericanos adquieren créditos con el BID. La primera, y que pudiéramos considerar la menos dolosa, es el constante desequilibrio en la balanza de pagos, que quiere decir que es casi siempre mayor la cantidad de dólares que sale que la que entra por todo concepto.
Pero la otra, que es la más condenable, es que las minorías que han gobernado estos países se benefician de los negocios que se hacen en torno a esos créditos.
Y ésta es grave porque en sí misma es corrupta, así no se roben la plata, pero en muchos casos no sólo hacen negocios “lícitos”, sino que participan en esas danzas de los millones que han convertido a muchos de estos gobiernos en verdaderas cleptocracias, es decir, gobiernos de los ladrones.
¿El BID desarrolla políticas que no protegen al medio ambiente?
Los proyectos financiados con el criterio de impulsar los negocios y el florecimiento de las inversiones tienen poco afecto por el medio ambiente y únicamente la presión de la sociedad ha logrado algunos controles.
La extracción despiadada de combustibles fósiles, el derribamiento de millones de hectáreas de selva tropical y bosques nativos, el incremento de la emisión de gases dañinos a la capa de ozono, son connaturales a proyectos del tipo de los financiados por el BID. Y todo el mundo sabe que son la causa principal del pavoroso y dañino calentamiento global.
Un ejemplo de casos financiados por el BID que haya dañado al medio ambiente.
Uno es el proyecto gasífero peruano denominado Camisea, presentado en esta Asamblea de los Pueblos. Implicaba la destrucción de importantes porciones de selva amazónica y bosques nativos que el gobierno peruano se comprometió con las veedurías ciudadanas a amortiguar con obras que contrarrestara el impacto ambiental, obras que nunca realizó, y que el BID, que se había comprometido a garantizar, no garantizó.
En Colombia, el caso más patético y reciente es el de la carretera Mocoa–San Francisco, en el departamento del Putumayo, que a pesar de no haberse iniciado ha sido denunciado por las comunidades de ese departamento como un proyecto que producirá una inmensa depredación ambiental en medio de un frágil ecosistema.
¿Cómo fue el cubrimiento de los medios de comunicación en la Asamblea de los Pueblos?
Bastante desequilibrado. No esperábamos por supuesto un cubrimiento igual al de la Asamblea del BID. El gobierno y el banco tenían mucho dinero para sufragar una arrolladora pauta en los medios masivos y, por desgracia, en Colombia pagar publicidad en medios implica, para quien la paga, un plus, y es que se publicita más allá de lo contratado.
Pero sí aspirábamos a que se presentaran las dos caras de la moneda y hubo medios masivos que ni por equivocación se refirieron a nuestro evento. Sin embargo tuvimos buena cobertura de medios alternativos, regionales, locales e internacionales, sobre todo de agencias de prensa europeas.
Y lo que más satisfechos nos tiene es que logramos romper el cerco informativo, por medio de la propaganda mural, las octavillas, la información de las organizaciones sociales, comunitarias y sindicales, y el aporte de los medios que ya mencioné.