viernes, 27 de marzo de 2009

Seguros y tranquilos trabajan los guías ciudadanos

Texto y fotos Ruth Tatiana Navarro Agredo
rnavarro@eafit.edu.co

Sin ninguna preparación especial esperan los guías ciudadanos su labor este fin de semana, cuando esté en todo su furor la Asamblea del BID. Ellos continúan con su trabajo de siempre: campañas de concientización e información a la comunidad. Su lema es “todo puede suceder”, así que están alerta frente a cualquier suceso inesperado que requiera de su apoyo.

Aunque los primeros 1.500 millones de pesos para financiar este proyecto en 2004 salieron del BID, los guías ciudadanos no están preocupados por lo que pasará. No han recibido una capacitación especial, ni en una segunda lengua ni en conocimiento de direcciones y lugares turísticos de la ciudad.

“Yo no sé nada de inglés, si acaso good morning”, dice Paula Agudelo, de 20 años, quien está en el proyecto desde hace seis meses.

“En este momento estamos trabajando en la campaña Movilidad Peatonal, que es enseñarle a los peatones que hay que pasar la calle únicamente cuando el semáforo así lo indique, pero de hacer algo diferente para recibir a los señores del BID, nada, igual y nosotros somos capaces con lo que sea”, expresa Aidé Jaramillo, compañera de Paula Agudelo.

Biviana Montoya, coordinadora de grupo, quien trabaja en el programa desde hace cuatro años, dice que el proyecto Guía Ciudadano está relacionado 100% con el BID por la cuestión de la financiación en el principio, aunque ha sido la Alcaldía de Medellín la que lo ha mantenido desde el año 2004 en la administración de Sergio Fajardo.

“No tenemos planeado nada, solo estamos alerta, para cualquier cosa que salga ahí estaremos. Igual se trata de muchachos que han cambiado mucho su forma de ser, ahora saben tolerar y ser más respetuosos”, explica la coordinadora.

Quienes hacen parte de este proyecto son jóvenes entre los 18 y 25 años que no estén estudiando ni trabajando, de barrios donde no han bajado los índices de violencia.

Además de estar en la calle informando a la gente, ellos reciben talleres de formación en valores y oficios varios. Este programa le cuesta al Municipio de Medellín 2.000 millones de pesos cada diez meses.

Para algunas personas de la ciudad que no conocen el proyecto, estos jóvenes se la pasan “ahí parados, haciendo nada, gastándose la plata de la Alcaldía como si no hubiera muchos pobres que atender”, como expresa con disgusto Leonor Rengifo, quien espera en el semáforo y mira con desprecio a los guías.

Marta Tapias, coordinadora del programa, dice que no se ha hecho una capacitación especial porque no se trata de un trabajo, sino que la idea es que estos muchachos estén en la calle y aprendan a manejar sus impulsos pues vienen de entornos muy violentos, pero que si se necesita de ellos para apoyo logístico “ellos ya están capacitados”, sobre todo si se trata de algún evento de Secretaría de Gobierno que es la dependencia a la cual están adscritos.

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